Cometas
m. astron. Cuerpo celeste de núcleo poco denso que suele ir rodeado de un rastro luminoso a modo de cabellera y de una prolongación denominada cola y que sigue órbitas elípticas muy excéntricas alrededor del Sol.
El cielo resguarda con recelo tantos secretos como estrellas sobre el firmamento. De estos múltiples secretos destaca uno: los cometas.
A partir de su observación, los astrólogos han demostrado que un cometa consta de un núcleo, de hielo y roca, rodeado de una atmósfera nebulosa llamada cabellera o coma.
La cabeza de un cometa, incluida su difusa cabellera, puede ser mayor que el planeta Júpiter.
El astrónomo estadounidense Fred Whipple describió en 1949 el núcleo, que contiene casi toda la masa del cometa, como una "bola de nieve sucia" compuesta por una mezcla de hielo y polvo.

Cuando los cometas se acercan al Sol y se calientan, los gases se evaporan, desprenden partículas sólidas y forman la cabellera. Cuando se vuelven a alejar, se enfrían, los gases se hielan y la cola desaparece. Finalmente, sólo queda el núcleo rocoso. Se cree que hay asteroides que son núcleos pelados de cometas.
Entre los millones y millones de estrellas que se encienden cada vez que el Sol se aleja, es difícil distinguir, sin la ayuda de un telescopio, la presencia de un cometa. Se sabe hasta ahora que su presencia es periódica.
El cometa Kohouotek, pasó cerca de la Tierra en enero de 1974. Había sido detectado muy lejos, cuando atravesaba la órbita de Júpiter.
El cometa Encke, de órbita corta, se acerca cada tres años y tres meses.
En cambio, el cometa Halley, nos visita cada 76 años, y el Rigollet, lo hace cada 156.
Todo esto se ha podido estudiar y observar gracias a los observatorios astronómicos.
El observatorio más antiguo de que tenemos noticia es el de la torre o zigurat de Belo, en Babilonia. Es dudoso que los griegos tuviesen un observatorio en Alejandría, pero es cierto que los construyeron los árabes, los chinos y los mongoles. Fue célebre el de Bagdad, emplazado en los mismos jardines del Califa.
En España hay diversos observatorios distribuidos por toda la península, aunque el de La Palma, es considerado uno de los más importantes del mundo y en el que se construyó el Gran Telescopio Canarias, el mayor telescopio óptico jamás construido.
El Very Large Array se halla en Nuevo México, EE.UU. Como afirman en su propia página web, sus instalaciones están compuestas por un total de 27 antenas que sirven para detectar aquellos objetos que son invisibles al ojo humano.
El Observatorio Gemini está compuesto por dos telescopios de gran tamaño situados en ambos hemisferios de la Tierra. Así, mientras uno se encuentra en Hawái, el otro está en Chile, lo cual permite abarcar todo el cielo terrestre. Es el resultado de un proyecto que involucra a seis países: Estados Unidos, Canadá, Chile, Australia, Brasil y Argentina.
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